Conoce a Miguelina
Angeóloga, Numeróloga, Tanatóloga, Sacerdotisa y Sanadora
Mi nombre es Miguelina De
La Cruz
Creadora de "Un camino hacia la luz". Soy puertorriqueña, hija de padres dominicanos. Me especializo En Angelología, Numerología, Tanatología y soy Sacerdotisa. Mi trabajo se centra en acompañar a mujeres en el despertar de su sagrado femenino, ayudando a aquellas que han perdido la esperanza y sienten que nadie desea escuchar su historia o que no serán oídas. Quiero que sepas que estoy aquí para escucharte, para extender mi mano y caminar juntas hacia la sanación; estoy aquí para guiarte hacia el camino de la luz. Porque si hay luz en el camino, nunca es tarde para sanar.
Y tú, hombre, también eres bienvenido en este camino de luz y sanación. Mi propio viaje ha sido largo y oscuro, marcado por el dolor, sufrimiento, abandono y abusos de todo tipo. He tenido que cruzar grandes ríos y lagos, caerme y levantarme. No ha sido fácil mi proceso ni mi despertar espiritual, pero aquí estoy, de pie, con la frente alta, lista para contar mi historia desde el amor.
Lo hago con orgullo porque superé adversidades, sané, renací. No narro mi historia desde la pena, sino desde la luz, porque es posible. Si yo pude, tú también puedes. Es posible sanar hoy, mañana, pasado y siempre. Nunca es tarde para sanar y renacer de las cenizas como el ave fénix.
Y esta es mi historia...
Esta empresa nació de un gran despertar espiritual cuando me diagnosticaron cáncer de mama en 2022. Fue algo muy duro de aceptar, pero en ese momento se convirtió en mi realidad. Como madre de tres niños hermosos, supe que mi vida cambiaría drásticamente. La angustia, la ansiedad y la tristeza que experimenté fueron abrumadoras. Me preocupaba qué pasaría con mis hijos. Recuerdo llegar a casa, sentarme en el sofá, quitarme los zapatos y recostarme en el mueble. Cerré los ojos y fui transportada a un lugar hermoso: un jardín lleno de flores, árboles, mariposas, ciervos, cascadas, arcoíris y aves. Vestida de blanco, caminaba hacia una vibración celestial cada vez más intensa. Al llegar, me encontré con el Padre Celestial y dos arcángeles: Gabriel, el arcángel de la comunicación, y Rafael, el arcángel de la medicina. Al acercarme, sentí una gran dulzura en su saludo. Les pregunté sobre mi enfermedad y si iba a morir...
El Padre Celestial me respondió: "No es tu tiempo". Yo le pregunté por qué a mí, y Él dijo: "Te he dado una prueba, hija mía, sé que esta prueba no es fácil, es muy dura para ti. Pero tendrás que entregar un mensaje a la humanidad y, al mismo tiempo, para que tu entorno valore lo que tienen. Recuerda, hija mía, que a mis hijos no les doy cargas que no puedan cargar y superar. Va a estar bien, no estás sola, todos nosotros estamos contigo".
Con una gran sonrisa, el Padre Celestial se marchó, y yo regresé al sofá de la sala. Cuando me realizaron la segunda biopsia de mama, ya no tenía cáncer. El Padre Celestial me sanó, tocando las puertas de mi alma y diciéndome: "Hija mía, es tiempo de sanar y salir a la luz, de revelar quién eres realmente y de entregar el mensaje". Así, comenzó un camino hacia la luz, una guía espiritual, porque salí de la oscuridad. Donde hay luz, la oscuridad no puede entrar, pero donde hay oscuridad, la luz sí puede entrar. Y si hay luz en el camino, no estamos solos, porque siempre, siempre, están con nosotros los seres de luz.
Namasté